Reseña: Fuiste mi verano

¡Hola a todos, lectores!

Os debéis preguntar qué diablos hago publicando una reseña en martes, lo sé lo sé... muy desorganizado todo. Pasa que me enganché tanto a Fuimos un invierno, que en poco más de día y medio devoré la segunda parte de la bilogía de Daniela. Así que para evitar solapar dos reseñas, y para intentar despertaros el gusanillo curioso, he decidido publicar esta 'extra'. Espero que la disfrutéis. ❤︎

Título: Fuiste mi verano (Daniela nº2)

Autor/a: Neïra

Ed. Kindl Edition (Amazon) autopublicado · 2016 · 427 páginas

ISBN (no consta)

¡Lo quiero!

No lo entiendo. No me puedo creer que Neïra aún no haya visto a su Daniela impresa en tinta y en el lugar que le pertenece, papel reciclado, gramaje alto. De verdad, que alguien me lo explique.

(... ¿no? ¿nada?) Parece que por ahora no obtendremos respuesta, esperaremos e insistiremos, sé que somos muchas las que compartimos las mismas dudas y las mismas ganas. 

Dicho esto, os cuento.

Si Fuimos un invierno me entusiasmó, Fuiste mi verano me ha dejado totalmente "K.O". Es increíble como esta autora, de novela romántica contemporánea, consigue ponerle palabras a la emoción. No solo han madurado sus personajes, sino que también lo ha hecho su forma de escribir. Más reflexiva, más pausada y a la vez, más intensa, más de estómago, tan llena de verdad como está siempre. La primera parte de esta historia me sorprendió, por mi desconocimiento, porque iba casi a ciegas, pero esta segunda parte se me ha instalado bajo la piel y hasta ahora no he sido capaz de empezar a leer algo nuevo. Así de hondo me ha calado.

También os digo que si habéis tenido la suerte de poder escapar de la pérdida, de las rupturas en general, (bien por vosotras), quizá no lleguéis a valorar la novela en su totalidad. Daros un tiempo, la historia de Daniela no merece menos.

"(...) No sé por qué tendemos a temer tanto el estar solos. Sé que no le ocurre a todo el mundo, pero hay una tendencia general a entrar en un estado de pánico tras una ruptura ante la posibilidad de no encontrar a nadie con quien compartir tu vida. ¿Y qué? ¿Qué importa si eso sucede? Nada, absolutamente nada; volcar la posibilidad de ser feliz en la existencia de otra persona es la única raíz del problema, ni más ni menos."

(Fuiste mi verano, Neïra - capítulo 2 'Chicas fáciles')

La vida de Daniela ha dado un giro completo en los últimos meses, un cambio radical al que, inevitablemente, tiene que adaptarse. Si echa la vista atrás, todo es diferente. Martín y Nieves ya forman parte de su pasado, un pasado que siente muy lejano. Pero no solo ellos han desaparecido de su vida, sino que Luca, el mismo chico que fue para ella una balsa a la que aferrarse con fuerza para no ahogarse, también lo ha hecho y Daniela se ve obligada a aprender a caminar sola. 

Lo que pasa es que, en ocasiones, el azar hace de las suyas y se inmiscuye en ese camino, haciendo que nos crucemos con personas que creímos que nunca regresarían. Y todo vuelve. Y de repente el camino es más pedregoso de lo que parecía. Y caerse es demasiado fácil. 

Daniela se enfrenta al presente con más cargas que nunca, con sentimientos que se le anudan en el estómago y que se esfuerza por esconder, con un pasado convertido en cicatriz, pero, pese a todo ello, con unas inmensas ganas de vivir, ser más ella misma que nunca y conseguir todo aquello que cree merecer. 

"(...) –Siempre pensé que te merecías algo mejor. Martín no estaba mal... pero con él no eras tú, al menos no tú del todo. Estabas tan concentrada en agradarle que te perdías a ti misma por el camino."

(Fuiste mi verano, Neïra - capítulo 18 'El mar no tiene las respuestas')

La experiencia me dice que a partir de los veinticinco empieza la incertidumbre. Hay un momento en en el que te replanteas quién quieres ser en realidad. Libre de los anteriores juegos adolescentes, todo se torna un poco más denso, aparecen ciertos miedos que irremediablemente hay que afrontar, dejar de ignorar esa conversación con nosotras mismas, que hace tiempo que sabemos que debemos tener, para poder avanzar, para crecer y seguir aprendiendo.
Si algo ha hecho Neïra, en esta segunda parte, es poner por escrito el proceso hacia la madurez. Miedos, dudas y ganancias incluidas. Por eso, si estáis como yo, camino de los treinta, o ya los habéis superado, no va a costaros nada empatizar con la trama y con sus personajes.

El ritmo narrativo de Fuiste mi verano es mucho más tranquilo, pero también más seductor, más embriagador. Cierto es que llegué a enfadarme con Daniela por no atreverse a dar un salto hacia el vacío, por no perdonar a Luca a la primera de cambio. Hubiera sido bonito, pero no hubiera sido real, ni la mitad de coherente. Actuar impulsivamente funciona a los quince, incluso a los veinte, luego ya... es otro tema. Pero me gustó que quedara clara la subjetividad del perdón.
También quiero compartiros lo mucho que disfruté del desenlace de Nieves, un personaje tan bien construido que que aunque casi no aparece, somos totalmente capaces de imaginar. ¿Quién no ha tenido a una amiga, un poco, como ella? Porque en Fuiste mi verano nada es blanco o negro, la gama de grises es tan amplia como lo es la imaginación del lector. Los protagonistas son poliédricos, complejos, huyendo de los absolutos ganan en consistencia y en veracidad. Pueden elegir, equivocarse reiteradamente, con más o menos malicia, pero es justamente eso lo que les hace humanos, creíbles, lo que nos obliga, inevitablemente, a quererles como a parte de nuestra familia.

"(...) todas las decisiones las tomabas tu y yo me amoldaba a ellas, porque te quería y pensaba que eso era suficiente para mí. Ahora soy consciente de que estaba equivocada, de que eso no era lo que quería en la vida, porque ahora sé lo que me merezco y no voy a renunciar a ello. Puedo parecer fría, pero es que creo que ya he sufrido bastante. Solo pido lo que me merezco."

(Fuiste mi verano, Neïra - capítulo 18 'El mar no tiene las respuestas')

Siempre he creído que la vida es más complicada para los que piensan, para los que se permiten altas dosis de autocrítica, de saludable reflexión. Es ese ejercicio el que nos regala la capacidad de valorar los detalles, los colores, las pequeñas cosas. La prosa de Neïra viene cargada de todo ello. Sutiles regalos entre líneas que no os pasarán desapercibidos, si cumplís con la edad, y con la experiencia necesaria.

Pero el verdadero regalo ha sido esta bilogía, un golpecito en la espalda que os recordará que ni estáis solas, ni sois las únicas. Que las distancias se miden en latidos y, tal vez, si tenéis suerte, en un bonito hilo rojo. Seguiré tirando del mío.

"Y es que el amor no consiste en buscar a esa persona que no puede vivir sin ti y sin la que tu tampoco puedes hacerlo, sino que consiste en no necesitarla para vivir, pero elegir hacerlo a su lado."

(Fuiste mi verano, Neïra - capítulo 27 'Un atardecer')

Gracias. Disfrutadlo. ❤︎❤︎❤



Salut i lletres,