Reseña: Las cuatro estaciones del amor.

¡Hola, lectores!

Antes de presentaros la reseña de hoy, quería agradecerles a La Orilla de los Libros y a Maeva Ediciones el sorteo que realizaron hace unos meses, y por el que pude hacerme con este ejemplar de Las Cuatro Estaciones del Amor. De otra forma, no sé ni cómo ni cuándo habría podido leerlo... así que: ¡GRACIAS! ❤︎

Título: Las Cuatro Estaciones del Amor

Autor/a: Grégoire Delacourt

Ed. Maeva · 2015 · 188 págs.

ISBN 9788416363582

¡Lo quiero!

Hay autores de los que es mejor no hablar con ligereza. Autores que escriben con letra ligada una prosa poética, llena, pero a la vez amena, cercana. Hay libros a los que hay que echarle un poco de esfuerzo y leerlos en silencio, no porque resulten pesados, o densos, sino porque vale la pena no perderse ni un detalle, ni un aroma descrito, ni una caricia. 

Las Cuatro Estaciones del Amor es una magnífica oda al amor, a sus desdichas, a la mujer joven y a la madura, al verano, y al mar. 
Os advierto ya de entrada que no es la obra más alegre de su autor, nos deja un pozo agridulce, nostálgico, al que hay que dejarle tiempo y espacio para crecer. Añado que si la novela de Grégoire Delacourt termina por conquistaros, como a mí, vais a desear escapar cuanto antes a la costa francesa, a las playas de Le Touquet, disfrutar de los mismos azules de los que disfrutan los protagonistas, de todas las cosas cuyos nombres suenan mejor en francés.

G. Delacourt (1960) se hizo famoso en Francia gracias a la publicación de su anterior libro, La lista de mis deseos, traducido a varios idiomas y con miles de copias vendidas. Parece que esta última novela va a seguir los pasos de la anterior, incluso dicen que hay quien pretende llevarla a la pantalla grande. Habrá que esperar para verlo...

"(...)Cuando guardó silencio, no me quedaban fuerzas para pronunciar la menor palabra, para mostrar cólera alguna. Yo, el desgarbado de quince años, el enamorado sin palabras de amor, el soñador sin carne, descubría la aflicción, la inmensa aflicción, la que cantaba Sylvie Vartan: On était des enfants, notre peine valait bien celle des grands."

(Las Cuatro Estaciones del Amor, Grégoire Delacourt - pág 31)

Compuesto por cuatro historias diferentes descritas como pequeños relatos de amor y desamor. Desde el primer desengaño adolescente, al amor fallido y al fracaso inicial de la juventud, la crisis de la mediana edad y las esperanzas rotas, hasta la calma de la vejez y el amor más sincero. 

" Louis tiene 15 años y está locamente enamorado de Victoire, de 13. Tendrá que esperar a que ella crezca para que pueda corresponder a sus sentimientos. Pero la madurez no siempre conlleva los resultados esperados. 

Isabelle creyó enloquecer de dolor cuando su marido la abandonó, y no ha logrado superarlo. Pero cuando rescata a un hombre que está a punto de ahogarse, comprende que hay amores mucho más grandes que el suyo. 

Monique ha cuidado de su familia a lo largo de más de veinte años de matrimonio, pero ahora que sus hijos son mayores, decide abandonar a su marido y empezar de nuevo. 

Rosa y Pierre se conocieron durante la guerra y juraron que jamás vivirían separados. Cuando la vejez comienza a hacer estragos deciden irse de este mundo tal y como han vivido: juntos. 

Cuatro historias de amor que se entrecruzan en una idílica playa en la costa de la Bretaña durante el último verano del siglo xx."

"(...)Con todo, recordé que también yo había exhibido el mismo desprecio desengañado cuando aquella famosa noche volví a casa y le dije a mi madre: Se acabó, se marcha mañana, no volveré a verlo, me moriré. Ella murmuró para consolarme –porque el deber de una madre es consolar–: Nadie muere de amor, cariño, nadie. Eso solo ocurre en los libros, y además en los mediocres."

(Las Cuatro estaciones del Amor, Grégoire Delacourt - pág 68)

Las Cuatro Estaciones del Amor es el libro ideal para un entreacto, con poco menos de doscientas páginas y una letra grande (la edición es preciosa), resulta ideal para acompañar un viaje en tren o un día de verano en la playa. Cada capítulo está narrado por un protagonista distinto la trama del cual comienza y acaba en el mismo. Monique fue mi personaje favorito, llena de vida, siempre con ganas de MÁS (así en mayúsculas). El final de su historia me dejó aplaudiendo en silencio. Aunque confieso que me sentí alarmantemente cerca de Isabelle, de su historia, de su abandono y de su tristeza resignada. 

"(...)No me gusta lo que hago. Yo estaba hecha para las palabras, para las frases que transportan, para las alas que se despliegan. Estaba hecha para las cosas maravillosas de la vida; de esas vidas que acaban sin que lamentes nada."

(Las Cuatro estaciones del Amor, Grégoire Delacourt - pág 58)

Cuatro formas distintas de amar al amor, cuatro estaciones vitales, cuatro edades que el autor juega a entrelazar de forma deliciosa, me recordó a uno de esos libros de "escoge tu final... ahora ve a la página 103". Con una prosa ágil pero llena de detalles, adjetivada sin excesos, introspectiva y un punto poética. En ella encontraréis un par de finales felices, pero la novela ahonda más en la búsqueda del amor, que en el hecho de encontrarlo. Aguantad, porque aunque hay momentos en los que cae en cierta desesperanza, puede llegar a ser incluso demasiado emocional, una vez terminado probablemente lo veréis con otros ojos. Bien podríamos imaginarnos a Grégoire Delacourt susurrándonos al oído: "solamente tú decides si valió la pena intentarlo." 

"(...)y luego, cuando él se apartó, miserable, minúsculo, te dejé marchar, a ti, el inmenso amor de mi vida, te dejé marchar pausadamente, como un curso de agua; tu nombre emprendió el vuelo y desapareció por debajo de la puerta de la habitación, y de repente todo se había acabado, y lloré, lloré, y si es cierto lo que dicen de que el dolor puede producir cien litros de lágrimas en una vida, entonces yo las lloré todas esa tarde."

(Las Cuatro Estaciones del Amor, Grégoire Delacourt - pág 74)

Nos leemos como siempre, lectores, ¡hasta la próxima! ❤︎❤︎❤︎


Salut i lletres,