Título La Chica del Tren
Ed. Planeta · 2015 · 493 págs.
Lengua Castellano
ISBN 978-84-08-14147-1
"(...)No, se debe a que me siento parte de este misterio. Estoy conectada a él. Ya no soy sólo una chica del tren que va de arriba abajo sin propósito alguno. Quiero que 'X' aparezca sana y salva. De verdad. Pero todavía no."
(La chica del tren; Paula Hawkins - pág. 145)
La Chica del Tren fue, sin duda,
el gran hype de 2015.
Todo el mundo hablaba de él, hasta los lectores no habituales. Lo recomendaban constantemente en la radio, y se especulaba con llevarla al cine (ahora ya es una realidad, la peli la dirigirá Tate Taylor, director de ‘Criadas y Señoras’, y la protagonizará la fantástica Emily Blunt).
¡Y yo aún no lo había leído! Horror, imperdonable.
Así que lo pedí para Navidad, esperando que terminara cayendo, y como me porté genial, mis deseos fueron cumplidos. ♥︎♥︎♥︎
Cabe decir que es una edición preciosa, papel reciclado y tapa dura, sobrio, de las que me gustan. Paula Hawkins, comparte historia personal con otras famosas autoras. Periodista en bancarrota, había publicado bajo seudónimo diversas novelas de género romántico, sin mucho éxito, hasta que llegó La Chica del Tren, que con más de seis millones de copias vendidas, se ha convertido en su gallina de los huevos de oro, sobretodo en el mercado anglosajón.
 |
Paula Hawkins, autora. |
Es una novela absorbente, un tanto oscura y agobiante, muy acorde con el estado emocional de su protagonista, Rachel, durante la trama. Ambientada en el Londres industrial, y narrada en su totalidad por voces femeninas, que van cambiando según el contexto y sin patrón concreto. Pero es importante fijarse en las fechas, que nos marcan y nos sitúan en la historia.
Éste es, también, un thriller escrito en presente de indicativo, lo cuál no tengo claro si me gusta o no, creo que le quita un poco de ritmo.
Lo más curioso de todo es como la autora juega con el papel de los trenes, desde un principio, como lector, tienes la sensación de encontrarte totalmente perdido en la oscuridad de un túnel, y a medida que va avanzando aumenta la sensación de frío y desazón, de duda, quizá hasta de embriaguez, para empezar a ver una pequeña luz hacia el final. Concretamente, en mi caso, en la página 380, que fue donde tuve claro quién era el "malo malísimo". Medianamente predecible.